Ahora si puedo escribir tranquilamente, ya pasó el susto y ahora nos encontramos en período de limpieza y reconstrucción, el mismo trabajo que tiene cada familia la hace olvidar por momentos la tristeza de haberlo perdido todo.
Tengo que admitir que hubo algunas casas, muy pocas por cierto, que no sufrieron pérdidas o sufrieron daños menores, entre ellas la mía y la de mi papá gracias a dios, a él yo lo tuve que sacar de su casa en medio de la tormenta para llevarlo a la mía que afortunadamente se encuentra en un lugar alto, no se podía manejar bien, íbamos muy despacio a vuelta de rueda y los vidrios se empañaban, el me apoyaba en lo que podía limpiando con su pañuelo los vidrios para que yo pudiera ver, cruzamos la carretera 57 a la altura del arroyo de los Patos cuando todavía se podía pasar, ahí vimos como una camioneta se subió a la banqueta que divide el boulevard, casi no traía gasolina pero llegamos a una gasolinera y no lo pudimos cargar porque las maquinas expendedoras no estaban en servicio, esperamos ahí a que pasara la tormenta pero esta no cesó (duró aproximadamente 5 horas ininterrumpidamente y luego a ratos llovió toda la madrugada hasta la mañana). Continué mi camino como pude porque por todos lados había demasiada agua, al llegar nos secamos, papa cenó y se fue a dormir, a veces como en esta ocasión se nos hace conveniente que no se de cuenta de muchas cosas.
Esa noche no dormí primero porque me tuve que acostar sobre un sillón mojado, solo puse algunas colchas, me pasé monitoreando las noticias y enviando mensajes a mis hermanas para ver si estaban bien, afortunadamente todas bien solo mi hermana Paty y Palomita mi sobrina, a ellas si les entró el agua y les hizo perder varios muebles y ropa de su casa, aunque ya las habían desalojado, como les avisaran con tiempo Protección Civil, evacuó muchas colonias que estaban en peligro además de que el Río Sabinas se salió de su cauce, algunos arroyos que cruzan la ciudad también se desbordaron y formaron una especie de cerco de agua que solo dejaba ciertas partes centrales de la ciudad sin la posibilidad de inundarse.
Mi hermana Paty y su familia que se habían quedado en casa de papá, a pesar de que yo les dije que se vinieran a mi casa, no creyeron que el agua iba a llegar hasta ahí, tuvieron que dejar la casa porque el agua ya venía a una cuadra, y se fueron con otros familiares pero también todos tuvieron que irse a albergues porque el agua amenazaba con entrar también a la casa donde se guardaron, fue peregrinar toda la noche, cuentan que la gente corría por la calle buscando los refugios presa del panico, algunos iban en automóvil, pero cuando el agua subió era imposible seguir en el, así que lo tenían que abandonar para ponerse a salvo, hubo quienes tuvieron que nadar para salvarse, en partes donde el agua subió mucho.
Nunca habíamos vivido una experiencia así, solo recuerdo que cuando el río se crecía afectaba solamente a algunas viviendas que estaban en la rivera, finalmente pude regresar a casa de papa después de dos días porque no había posibilidad de pasar se cerraron varias carreteras incluso a la fecha todavía no se puede conducir por la 57 para llegar a Monclova el puente gemelos se fracturó, según los medios se cuentan entre 30 mil damnificados en toda esta Región Carbonífera, y mas de 8 mil casas semidestruidas.
Cuando finalmente crucé a la ciudad, ví la mas completa desolación, las calles eran un caos en algunas no se puede transitar hasta la fecha, las familias empezaron a sacar de sus casas los muebles inservibles, todavía había personas incomunicadas, pues varias familias se fueron a las lomas que hay en la ciudad como la de Microondas, que transmite estaciones de radio y tv.
Recuerdo aquí una anécdota de uno de mis cuñados, cuenta que en una amenaza de creciente que hubo cuando era niño escucho de las autoridades decir que la gente sacara lo mas valioso de sus casas obviamente se referían a sus papeles importantes que hay que rescatar, y el inmediatamente tomo un costal de harina, como todos saben la harina es muy apreciada en esta región porque sin ella no podríamos disfrutar de las ricas tortillas.
Hay que reconocer algo y lo voy a hacer aquí en este blog, la respuesta del gobernador del Estado Humberto Moreira y de los alcaldes de la region Jesus Ma. Montemayor y Antonio Nerio no esperó, al día siguiente ya estaban ahí con material para limpieza, despensas y un ejercito de gente que se trajo desde Saltillo y de otros lugares para ayudar, fue una respuesta tan rápida que sinceramente la gente no se esperaba, por estos días están aquí todavía ayudando a la gente a limpiar y reponiendo algunos aparatos eléctricos, colchones, muebles y ropa.
Por otra parte estoy gratamente sorprendida de la solidaridad que la gente se ha demostrado en estos días, ayudándose unos a otros, es increíble la capacidad de recuperación de un pueblo cuando todos se unen.
Los he visto a todos sus pies llenos de lodo, pero no descansan un solo momento levantando sus hogares, para empezar de nuevo, eso es valor y trabajo, eso es tener mucha fuerza espiritual y física, los admiro sinceramente a toda la gente de esta ciudad.
Cuando veo las imágenes en la televisión de aquel día me dan ganas de llorar, no puedo creer tanta devastación, es en ese momento que comprendo que la naturaleza siempre se impone, papá preguntaba hace días porque dios mandó tanta agua, sólo el sabe, quizá para recordarnos que somos frágiles para que no creamos que todo lo podemos, para lavar nuestro egoísmo y darle paso a la solidaridad.
Lo importante es que estamos de pie a pesar de todo de la falta de empleo, la crisis económica, la devastación estamos todavía fuertes para empezar de nuevo con lo que haya a nuestro alcance y todavía mas unidos porque esta creciente hizo que volteáramos la vista hacia nuestros vecinos, me encontré en el banco una señora que había repartido todos sus ahorros para los damnificados y estaba esperando le enviaran un dinero de otra ciudad, solo que los bancos también sufrieron daños y no había, manera de que lo pudiera recibir, me dijo, -No he podido ver cuanto me queda- dijo- y yo repartiendo- con una sonrisa de satisfacción, de alegría.