
“Descartó las palabras ásperas y secas, las demasiado floridas, las que estaban desteñidas por el abuso, las que ofrecían promesas improbables, las carentes de verdad y las confusas, para quedarse sólo con aquellas capaces de tocar con certeza el pensamiento de los hombres y la intuición de las mujeres”
Isabel Allende
Cuentos de Eva Luna
Antes cuando algo que escribías y no te gustaba terminaba hecho bola en un cesto de papeles o en el piso, bueno esta entrada ya hubiera reunido varios cestos de papeles si se hubiera escrito en papel, si, es difícil empezar un escrito cuando tienes tanto tiempo sin expresarte.
Esta es mi necesidad ahora, decir cuanto siento y creo, sin que nada me estorbe o censure.
Sumamente difícil la tarea de la autora que cité pero creo es la esencia de todo escrito, el fin es ese, pretenderé que pueda lograrlo, interesar, es un único fin, emocionarme de tal manera que mis dedos se muevan casi solos en el teclado y no paren ….no paren hasta que haya dicho lo que quiera decir.
Para quién me visitó cuando apenas era un título de blog, pido disculpas ya compensaré el tiempo que se tomaron al ingresar, espero.
Siempre hay cosas que nunca dijimos a nuestros seres queridos, que nos vamos guardando ahí, como un regalito para cuando se de la ocasión, y la mayoría de las veces nunca lo hacemos y con suerte hay seres que aun están entre nosotros y podemos hacerlo en cualquier momento otros ya se fueron y nos quedamos con las cartas que nunca enviamos.
Esta es la finalidad de esta tarea, las cartas que nunca se enviaron, los cuentos que no se narraron y las cosas que nos guardamos para alguna ocasión.
Me alimento aquí de mis vivencias, también las de mis personas cercanas, y las de los extraños, para provocar un escrito que pueda tener una razón de ser un motivo.
LA ALEGRIA DE PERDER EL TIEMPO
ALMAROTA
Mira este cuadro, dos “tontillas” que se pasaban horas sentadas en un pasto de una Escuela Superior, sin que nadie se fijara en ellas, sin mas tarea que cantar las canciones de moda, contar sus cosas, observar a la gente pasar, sonreír por nada en especial, que alegría no?
No existían las prisas, no había apuro, las tarea de todos modos se haría mas tarde, la comida? no tenía mucha importancia, no había que alimentar a nadie mas que a si mismas, no deudas de casa ni carro, solo estudiar, pasar exámenes y pasar el tiempo, esperar el fin para saber a cual fiesta ir y divertirse, para ver a tal o cual chico que les gustaba.
Ahí al aire libre, no había motivo de preocupación, el dinero no importaba entonces siempre había donde ir, si no era la presentación de tal o cual libro, era una exhibición de altares de muertos, o un grupo que llegaba a los teatros y no podían faltar los consabidos refrigerios, a los cuales entraban con gusto.
Ahora recuerdan con alegría también aquel tiempo cuando apenas tienen tiempo de escribirse unas cuantas líneas por Internet, la casa, el trabajo, los niños, los pagos, correr de aquí para allá las horas se hacen pequeñas no alcanza el tiempo ni siquiera para tomarse un café.
Quisieran tener tiempo para perderlo de esa manera, perderlo en una tarde en un parque sin pensar en nada que mortifique, borrar las deudas, las obligaciones, las preocupaciones del trabajo.
Así es, pero hay una cosa que el tiempo no ha podido borrar, y es el alegre recuerdo de aquellas tardes y en medio de sus quehaceres se toman un poco de aire respiran hondo y se brindan un cariñoso saludo a distancia.
A fin de cuentas se verán el próximo año…. Y el otro, para contarse sus “peripecias”.